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Los primeros años de Bela III

Ahora si necesitaba sacar esa loca idea de esa pequeña cabeza, eso ni muerto lo iba a permitir, porque era capaz de revivir para impedir semejante atrocidad, él la veía como una princesa, no dando golpes, ya sabía que ella era rústica, amaba los peligros, creativa para meterse en cada lío, con el paso de los años había aprendido a negociar con ella para que dejara de inventar tanto o mejor dicho experimentar nuevas cosas porque la vida es muy corta como ella le decía, él no entendía por qué decía eso, en un comienzo pensó que se lo había escuchado decir a otra persona, pero luego se dio cuenta de que no era así, ella era una viejita en el cuerpo de una niña, siempre quiso preguntarle si recordaba la muerte de su compañera Irina, más no tuvo fuerzas para tocar ese tema, sabía de primera mano lo doloroso que había sido esa situación no quería verla recordar algo tan traumático como debió haber sido para una niña de cuatro años aunque nunca mencionara nada del tema y todos asumían que no lo recordaba.

—¿Bela, que idiomas te gustaría aprender?—eso no podía fallarle a ella le gustaba hablar mucho así que sería una buena idea mientras se le olvidaba eso de ser una guerrera—sería interesante escucharte hablar en inglés, portugués, árabe o cualquier otro idioma… Te animas—verla pensar le dio esperanzas de que por un tiempo se olvidara dar golpes.

—Quiero aprender hablar en inglés y alemán... Si esos dos idiomas—dijo ella muy entusiasmada.

—Está bien, te consigo los tutores y te aviso el horario para que aprendas cuanto antes—no había que dejar que procesara mucho la cosa esta niña tenía las pilas cargadas todo el tiempo, le iba a ocupar toda la tarde para que no volviera a pensar en ser una guerrera, es que hasta en pensarlo le hacía sentir que le podía dar un infarto, y eso que ellos no sufrían de esas cosas.

Motka era un iluso, sabía que lo hacía porque no quería que entrenara, pobre sacaría el máximo provecho a todo lo que él le diera, estaba bien aprender hablar dos idiomas, aparte de su lengua natal no era mala idea, y más para ella que pensaba convertirse en una guerrera importante, se vio soñando con eso, no hablaba mucho con sus amistades, pero con él su lengua tenía vida propia, hay veces que las apariencias engañan… Ya luego haría que le dejara entrenar, porque de esa área él estaba a cargo una cosa podría decir su padre, pero él con tal de no dejar que la tocaran ni con la punta de una pluma haría cualquier cosa.

Con el afán de que su pícara no le saliera con otra idea descabellada en unos pocos días consiguió los dos tutores que le iban a enseñar hablar inglés y alemán , el lugar donde le impartirían las lecciones sería su casa, ya había habilitado su biblioteca para ese uso, encargándole a el ama de llaves el cuidado de Bela, al salir de la escuela la mandaría a buscar para que al llegar se cambiara y comenzara con las lecciones, y si le tenía una habitación decorada a su gusto llena de cosas unas que ella usaba comúnmente y otras sin usar porque era cierto que era comprador compulsivo cuando se trataba de la pequeña que ya no estaba tan pequeña, aunque esa era una de las cosas que no iba a reconocer, sentía una extraña conexión con ella, no podía pasar más de dos días sin verla o su humor se volvía insoportable hasta para el mismo alfa, su olor lo relajaba, asumía que era por verla sola e indefensa y por eso sentía ganas de protegerla y consentirla para hacerle sentir que alguien la apreciaba.

Hacía tiempo que su casa había cosas de una niña, el refrigerador lleno de sus postres favoritos al igual la lacena con sus cereales, sin contar que ella tenía llaves de la casa, para cuando quisiera nadar y eso lo hacía todas las tardes, así había dejado de ir al río, siempre pensaba que en el futuro que tendría la pequeña, quien sería su compañero, donde viviría, y todo le daba una amarga respuesta ella no estaría con él o eso era lo que pensaba.

Los ratos libres que tenía le gustaba pasarlos con ella hablando o mejor dicho interrogándola sobre la escuela y lo que hacía, es que sentía la necesidad de saber todo lo relacionado con ella, hasta que un día le contó algo que no le gusto para nada y ahí se dio cuenta de que estaba jodid*.

—Un niño me robo un beso—le dijo viendo la computadora.

El volteo a observarla con cara de espanto, y sintió eso que tenía años que no sentía por una mujer, los mal llamados celos que en un comienzo se disfrazaron de rabia.

—Ajam, ajam—carraspeo varias veces para captar su atención, pero nada seguí absorta mirando el aparato en sus manos—Bela repite lo que me acabas de decir—le dijo en una voz más fuerte de lo que esperaba—ella volteó a verlo

—Un niño me robo un beso—le dijo como si nada—también le di una buena paliza por falta de respeto, yo quería escoger a qué edad dar mi primer beso y a quien, me molesto mucho que hiciera eso… La maestra me castigo no sé si le contó a mi papá aunque para lo que me presta atención—eso lo dijo con tristeza, apresurándose a decir—fue divertido patearle el cul*—eso la salvaría de dar lástima, había aprendido a no llorar delante de los demás ni demostrar que era un cero a la izquierda para su familia.

Con el pasar de los años aprendió a disfrazar la tristeza con sonrisas falsas, a no llorar delante de nadie ni de Motka, si era muy cierto que lo quería, pero ya bastante tenía él con su propia carga emocional como para que lidiara con los traumas psicológicos sin resolver de una chiquilla, él había tenido una perdida muy grande y eso no se olvida ni se sana tan fácilmente, ya había dejado de soñar con que era una princesa cuando se dio cuenta del valor que tenía en su núcleo familiar, llegando a la conclusión de que quería ser una guerrea con una armadura muy hermosa, pelearía con gran agilidad y destreza, si eso quería ser, las princesas eran cuidadas, consentidas y mimadas por sus padres, mientras que ella tenía unos padres ausentes en su vida mucho menos la cuidarían, la consentirían o la mimarían por eso aprendería a cuidarse sola.

Motka asumía que su comportamiento era porque le gustaban las cosas de niño al ser más divertidas, lo que él ignoraba era que ella lo hacía para volverse más fuerte en todos los aspectos, sabía que en cualquier momento él volvería a rehacer su vida al conseguir su segunda compañera enviada por la Diosa Luna claro no siempre tenían esa suerte a pesar de que esa posibilidad existía, quedando fuera de la vida de este, tendría hijos y ahí sí que ni la notaria, por eso aprovechaba al máximo todo lo que le ofrecía y si le pedía algo meditaba de que fuera algo de utilidad. Tenía un plan para su futuro sin perder tiempo ya estaba trabajando en eso, si no era una gran guerrera estudiaría una carrera universitaria en el área financiera para crear su propia empresa, eso ayudaría a dar empleos a muchas personas y era una manera de ayudar a los demás.

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