




Los primeros años de Bela I
Desde su nacimiento fue un tanto complicada Bela y eso es poco decir, sus padres enfrascados en cuidar a su hermana mayor Kira por ser la “elegida” según la profecía que cubría a esa manada, no tuvieron tan pendiente de su pequeña, ya a la edad de 4 años había comenzado a vivir situaciones poco gratas para una niña, después presenciar el asesinato de la compañera del beta de su manada y haber sido golpeada brutalmente hasta dejarla al borde de la muerte no mejoro en nada el interés de sus padres por ella.
Después de la tragedia duro varias semanas en coma, pensaron que moriría, pero contra todo pronóstico logro sobrevivir sin presentar ningún tipo de secuelas incluso cuando despertó no dijo nada de lo que vivió, todo lo contrario seguía siendo la niña callada que había sido siempre, Motka el beta de la manada la visitaba todos los días para ver su mejoría, por muy mal que estuviera emocionalmente veía que esa pequeña había vivido algo demasiado traumático, su familia se centraron en doblar la seguridad de la hermana más no se preocuparon por velar por su recuperación.
Llevaba dos semanas en coma, con su piel marcada con los moratones que, en vez de ir desvaneciéndose de su piel, se negaban a borrarse, lo hinchado de su carita había cedido un poco, un brazo fracturado, una herida en la frente donde quedaba la marca de los puntos de sutura que hacía pocos días le habían retirado era el recuento de los daños físicos que tenía Bela en su cuerpo, solo faltaba saber los daños emocionales.
—Damien tu hija los necesita—le decía el beta en un tono de voz conciliador—es una niña necesita a sus padres a su lado, aunque este en coma no sabemos si los escucha, pero sería bueno de que le hablaran, le dieran ánimos nada como el calar de la familia en estos momentos—dijo esto dándole una mirada seria al alfa, ya no sabía cómo hacerlos entrar en razón, no se explicaba que hayan vuelto a visitar a su hija en el hospital, solamente la habían ido a ver al momento de ser la ingresada y cuando les dijeron que había muy pocas posibilidades de que sobreviviera la dejaron sola.
—Está en resolver quien le hizo esto a tu compañera y si le paso esto a Bela le puede pasar a kira sabemos que no nos podemos arriesgar que algo así ocurra –dijo esto con la vista fija en la ventada de su oficina—no estoy para andar de enfermero, si mejoran nos avisan—así de sencillo no pretendían que lo entendieran como alfa de una manda hay responsabilidades sumadas a que su hija mayor era la futura alfa de la manada y líder del consejo debía preocuparse por lo que de verdad valía la pena.
En vez de apoyar a su hija menor en su recuperación, su preocupación se centró en cuidar de su hija mayor, ignorándola por completo a la pequeña, solo se dedicaron al resguardo de la seguridad de Kira mandando a doblar la vigilancia para no permitir que nada le pasara, se habían dividido el cuidado de la primogénita su esposa la luna de la manada evitaría dejar a la joven sola así garantizaría su seguridad mientras su esposo el alfa cumplía con los deberes que tenía, en ningún momento se sentaron a pensar en la seguridad y el bienestar de la niña en cama que luchaba por su vida.
Se les prohibió hablar a los médicos, enfermeras y las personas que trabajaban para ellos sobre el incidente donde su hija luchaba por sobrevivir, eso no debía conocerse en la manada, solo se daría a saber del asesinato de Irina la compañera del beta, de este modo solucionaron todo para que no los criticaran, pero nada queda en secreto, convirtiendo el estado de salud de la niña en un secreto a voces y creando resentimiento de parte de su pueblo hacia ellos, no era ciegos ni sordos habían aprendido a leer entre líneas tenían la duda de que ella pudiera ser la que llevara la paz a su pueblo y no la hermana mayor, las oraciones a la diosa luna para la pronta recuperación de la niña eran constantes.
Ocho semanas había durado la pequeña en coma, en donde Motka la visitaba a diario para hablar con ella, leerle cuentos, escuchar música o simplemente verla respirar, estar cerca le producía una paz, que no pensaba dejar pasar, esa chiquilla era su calmante en medio de tanto dolor, en todo ese tiempo los padres no habían ido a visitarla, estando centrados solo en la hija mayor, paranoicos esa era una de las palabras que los definía en ese momento, seguida de brutos, insensibles y la lista de adjetivos era larga.
—Hola, pequeña soy Mokta—le acaricio el cabello mientras la observaba como respiraba, le era doloroso verla así de indefensa llena de aparatos conectados a su cuerpo—cuando despiertes te voy a llevar de paseo a donde tú quieras, anda mi pequeña abre los ojitos—esto último lo dijo más como un susurro por no poder contener sus ganas de llorar, era difícil y mucho ver una niña tan pequeña en esas condiciones.
Ya se había limitado hacer su trabajo no querían escuchar razones, él no era psicólogo, ni psiquiatra, ni terapeuta, aunque de vez en cuando le provocaba darle unos cuantas cachetadas a los padres de la pequeña, pero luego contaba hasta mil hasta calmarse tenía funciones que cumplir y personas por quien velar y proteger.
El día que despertó estaba sola en la habitación del hospital, confundida, desorientada y adolorida por estar tanto tiempo sin moverse, hasta que escucho aquella voz que en los últimos dos meses se había vuelto tan familiar, no reconocía su cara tardo un rato en recordar quién era, aun así se sintió aliviada.
—¡Pequeña despertaste! —no podía contener la alegría reflejada en su voz—se acercó hasta su cama y deposito un beso en la coronilla de su cabecita, Bela no entendía por qué él se alegraba de verla, era el beta de su manada, pero no su familia—voy a llamar al médico para que te revise, ya vengo—salió de la habitación renuente por tener que dejarlo de nuevo sola.
Tiempo después.
—Bela deja el drama hija eso solo fue un mal sueño—le decía su madre ya cansada con del tema.
—Mamá fue tan real ver como asesinaban a una mujer que estaba embarazada—seguía asegurando ella.
Pasaron los años fue entendiendo que hiciera lo que hiciera no le iban a tomar en cuenta no más que por un par de minutos y era solamente para decirle que dejara de llamar la atención, así que si se portaba bien o mal igual le daban el sermón de dejar de que debe querer llamar la atención, con el pasar del tiempo Motka fue tomando mayor aprecio a la hija menor del alfa y su gran amigo veía como la dejaban a un lado en casi todo por no decir en todo lo que concernía a la familia, porque según su padre la que debían cuidar era a Kira que sería la encargada de restaurar la paz, algo que a él le parecía un poco extraño no hay una especificación en la dichosa profecía en que debía ser la hija mayor quien fuera a liderar el consejo, que fuera a ser la siguiente alfa de la manada si era muy posible por ser la hija mayor mas definitivo.