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Nada es lo que parece

—¡Deja ya esas lágrimas he dicho! A todos nos conviene que des a luz a un niño sano, pero a ti aún más. No querrás que tu padre le deseche en la basura.

Las manos de mi madre se aferran en mis hombros y me zarandean de un sitio a otro. Luego, con dos cachetadas de mediana intensidad, me seca lo...