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Lo que trajo el Nilo

No le persigo aunque atisbo los resquicios de su sombra desapareciendo tras un sicomoro. Mi orgullo me impide protestar o suplicar, pero debo aprender a reprimirlo si pretendo sobrevivir.

—Aún tenemos un objetivo que cumplir —me recuerda Basima—, te ciega la ira. Eso nos hará mal.

Elevo la mandíbu...