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Capítulo 40: Cuidado

Me despierto con el cuello rígido y un dolor sordo detrás de los ojos. La cama improvisada en el suelo—solo una manta delgada sobre la madera—estaba lejos de ser cómoda, pero era mejor que acostarme en la cama junto a él. Me levanto con cuidado, doblando la manta lo más silenciosamente posible. Cada...