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Capítulo 213

Silas se mueve con un gemido—bajo y rasposo, como si volviera de la tumba.

Lástima. No se quedará mucho tiempo.

Flexiono mi mano enguantada y me acomodo en el borde del escritorio, observando cómo la consciencia se desliza detrás de sus ojos. Hay un bulto hinchado en su frente donde se golpeó contra...