Read with BonusRead with Bonus

122. MENTE - III

Layla sintió sus latidos erráticos contra su mano mientras él apoyaba su frente en la suya, besándola suavemente. Zaley no se movió, no se retiró, se quedó quieto, dándole tiempo para ajustarse.

—Sabes que podría quedarme aquí así para siempre —susurró.

Se sentía como en casa. Para ambos.

Layla, ...