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104. EL MAR SILENCIOSO

ENTONCES

Layla estaba sentada en el suelo cuando él entró, un gran lienzo tamaño A1 extendido frente a ella, la luz de la luna entrando por la pequeña ventana a su lado.

Era tan grande que casi se tragaba la pequeña sala de estar, con las esquinas apoyadas cuidadosamente para evitar que se volca...