




Capítulo 3 Fuegos artificiales de cumpleaños
Mientras tanto, Isabella y Samuel se habían escabullido, Samuel sosteniendo su mano con fuerza, prometiendo en silencio protegerla de cualquier otro dolor.
Se apresuraron de regreso a la Mansión Harris, empujando la puerta familiar, dejando el mundo exterior y sus conflictos atrás. Isabella respiró hondo y entró.
Tan pronto como entraron en la sala de estar, el segundo hermano de Isabella, Daniel Harris, los saludó calurosamente, sus ojos llenos de preocupación y alivio.
—¡Isabella, por fin has vuelto! ¡Pensé que te quedarías allá afuera para siempre!— La voz de Daniel estaba llena de preocupación mientras abrazaba a Isabella con fuerza. —¿Por qué tardaste tanto en regresar? ¡Te extrañé mucho!
—Estoy bien, Daniel—. Isabella sintió el calor de su abrazo, su ansiedad desapareciendo lentamente.
La reciente disputa aún tenía a Samuel en tensión. Pensar en Michael hizo que su ira volviera a encenderse. —Isabella, has pasado por tanto allá afuera. ¡Necesito encontrar a Michael y hacer que pague!— Sus puños se apretaron, sus ojos ardían de ira. —Dios está de mi lado.
—¡Michael, ese imbécil! ¡Cómo se atreve a lastimar a Isabella! Mañana empezaré a investigar al Grupo Johnson y haré que Ethan lo derribe—. Daniel intervino, igual de enfurecido.
Samuel y Daniel juraron en silencio vengar a Isabella. Pero Isabella los interrumpió, —¡Olvídenlo, no vayan tras él!— Su voz aguda cortó su ira. Ambos la miraron, atónitos.
—Isabella, ¿qué quieres decir?— Samuel frunció el ceño, claramente confundido.
—No quiero más drama con él—. Los ojos de Isabella eran firmes, su corazón pesado pero resuelto. Había decidido dejar atrás su pasado. —Michael está acabado. Espero que puedan entender.
—¡Pero él te lastimó!— protestó Daniel, sus ojos llenos de preocupación y frustración. —¡No podemos dejar que se salga con la suya!
—Sé que tienen buenas intenciones, pero no quiero seguir persiguiendo esto—. La voz de Isabella se suavizó pero se mantuvo firme. Sabía que solo dejando ir realmente podría encontrar paz y empezar de nuevo.
Samuel y Daniel intercambiaron miradas, viendo la determinación en los ojos de Isabella. Su ira se desvaneció lentamente, apagada por su resolución. Finalmente, Samuel suspiró, bajando su puño. —Está bien, pero no lo olvidaré. Cualquiera que se meta contigo pagará.
Michael no tenía idea de que Samuel y Daniel ya habían puesto su mira en el Grupo Johnson. Estaba ocupado dando una tarea a David: investigar el pasado de Olivia.
Por el comportamiento reciente de Olivia, algo parecía extraño. No era tan simple como aparentaba; estaba llena de misterio.
Michael se paró junto a la ventana de piso a techo, observando el tráfico bullicioso y las luces distantes. '¿Quién es exactamente Olivia? ¿Qué hay al final de este camino? ¿Podría ser el pequeño pueblo donde supuestamente vive Olivia?' Michael se preguntaba. Luego preguntó, —David, ¿has encontrado algo?
David se rascó la cabeza, sintiéndose incómodo bajo la fría mirada de Michael.
Michael continuó, —Tu desempeño me está haciendo cuestionar tu ética de trabajo.
David respondió, —Señor Johnson, estoy muy serio.
Michael dijo, —Entonces es tu competencia.
David se quedó sin palabras. No había descubierto mucho y solo podía informar lo que tenía.
Después de que Olivia se fue ese día, nunca regresó al hogar de ancianos donde solía trabajar. La dirección que dio para su ciudad natal, Pinecrest City, era falsa; ninguna familia llamada Smith vivía allí.
David incluso verificó con la policía local, pero no había ningún registro de ella. Todo era muy extraño. Si Olivia se había acercado a Michael con un plan, ¿cuál era su objetivo? Para ser justos, Olivia había sido muy buena con Michael. Si había una razón para sus acciones, solo podía ser que Olivia estaba cegada por el amor.
Michael preguntó, —¿Y Samuel? ¿Has investigado sobre él?