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34. El tierno Alaric

Aisling sonrió con picardía al despertar antes que Alaric y darse cuenta de que estaba acurrucada encima de él, sus brazos envolviéndola con fuerza. Siempre era él quien madrugaba primero y se quedaba observándola mientras dormía, pero esta vez las tornas habían cambiado.

Con un gesto travieso, le ...