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32. Añorando libertad

Aisling llegó a su habitación y se dejó caer en la cama con un "plof" en el colchón, sonriendo con satisfacción. Había tenido el mejor día de su vida, uno como nunca antes había disfrutado.

Abrazó a su oso de peluche y soltó un largo suspiro. Alaric la había llevado a varios lugares de entretenimie...