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36. Visita

Me despierto de un salto, como si me hubieran echado un balde de agua hirviendo. Cuando me ubico en mi entorno, me doy cuenta de que ya no estoy en ese frío bosque, sino en la cama de Benjamin, entre sus suaves y cálidas sábanas.

Salgo de la cama de un solo brinco y me asomo a la ventana. Por suert...