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13. Maleza

Sus ojos siguen clavados en los míos mientras termino de masticar y tragar la comida, esperando a que rompa el silencio. No pienso permitir que ponga sus manos sobre mí. Para eso están las sirvientas que pueden ayudarme a bañarme.

—No podrás bañarte por ti misma en ese estado —señala, y frunzo el c...