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—Está bien —fue el turno de Bastián de asentir con la cabeza y luego dirigió su atención a la pelirroja.

—Hasta luego, Celine.

—Adiós, señor —se despidió ella, notando el cambio en la expresión de su suegro. Una vez solos, Emir exhaló aliviado de que Bastián se hubiera ido—. ¿Por qué me parece que l...