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Camila le dio cálido abrazo y la miró con reprobación.

—Ay, Lauren, deberías estar en casa descansando, no deberías estar aquí en la oficina.

—Entiendo tu preocupación, pero estar embarazada no me vuelve una lisiada. De hecho, estoy de buen ánimo y tengo energía para trabajar. Si estuviera mal, no...