




05
Toc toc.
Una vez más, alguien está tocando a la puerta y sé que se trata de mi secretaria. Le permito el pase, pero me llevo la sorpresa de ver a mi amigo Camilo aparecer sin haber avisado antes. Pensé que estarÃa ocupado con su cita del dÃa, pero parece que no es asÃ.
—Camilo, qué sorpresa verte aquÃ. Pensé que estarÃas ocupado con una de tus citas. ¿Ya la cancelaste otra vez? —le pregunto con curiosidad.
Él sonrÃe.
—¿Y si te digo que ya no quiero involucrarme en todas esas situaciones amorosas? Las últimas dos chicas con las que salà rompieron la promesa de no involucrar el corazón y luego me culparon de jugar con sus sentimientos. Dicen que al principio no fui lo suficientemente claro con ellas. Es increÃble cómo me pueden responsabilizar de todo lo que pasó. Ahora estoy enfocado en el trabajo, nada más es más importante que meterme en problemas con mujeres. ¿No crees? —me dice, y asiento con la cabeza.
Me lo dice a mÃ, que estoy en una relación en la que ya no me siento bien.
—Entiendo cómo te sientes. Samantha poco a poco se está convirtiendo en un dolor de cabeza con el que debo lidiar. No parece haber una solución para ello —me quejo, revisando más papeles.
—Lo peor que te puede decir en estos dÃas es que está embarazada. Pero supongo que estás haciendo todo lo posible para evitarlo, sinceramente no te veo convertido en padre todavÃa, y mucho menos con ella como la madre de tus hijos.
—Ni yo, no la veo como alguien con quien quiera formar una familia. Es asà de simple.
—Entiendo. Samantha todavÃa es muy inmadura. Si llegara a tener un bebé, estarÃa más preocupada por su apariencia que por el cambio de pañales de su hijo. Al menos eso es lo que yo pienso. ¿Tú qué opinas? —comenta con diversión.
—No es broma, creo que serÃa asà exactamente. Hace un rato me llamó porque me extraña y dice que se siente mal, pero no es la primera vez que me hace una llamada asÃ. Creo que está mintiendo otra vez... como si no tuviera suficiente trabajo.
—SÃ, lo está. Asà es —confirma resoplando—. Debe ser muy buena en... ya sabes qué, para que aún no la hayas dejado. No podrÃa soportar estar con una persona asÃ. Realmente te admiro.
—Bueno, volvamos a lo que viniste. No tengo mucho tiempo y prefiero no gastarlo hablando de ella.
—SÃ, he venido a dejarte información sobre las vacantes. Finalmente han sido todas cubiertas y la última chica fue contactada ayer. Voy a hacerle una breve entrevista.
—Muy bien, tuvo suerte.
—Mucha, solo quedaba un puesto.
—Gracias.
Todo este tema de las contrataciones en el hotel es muy importante para mÃ. Estoy a punto de inaugurar el hotel, un proyecto en el que no solo estuve involucrado en su creación, sino que también soy el dueño. Otro logro se suma a mi cadena hotelera y estoy orgulloso de todo lo que he logrado a lo largo de los años.
—Es un trabajo en conjunto, como si fuera la primera vez que voy a estar presente en una inauguración. Siento un poco de ansiedad y nervios, pero también me llena de orgullo porque sé que será todo un éxito, al igual que en otras ocasiones.
—Asà es. No debemos tener dudas al respecto. También estoy ansioso, vendrá mucha gente importante. Incluso permitiré la entrada de los medios de comunicación, eso nos beneficiará para generar publicidad.
—Eso es perfecto, justo iba a mencionarte ese tema. Será maravilloso que sea televisado, ¿no crees?
—SÃ, lo creo.
Suspiro.
Anastasia, esa chica que ahora es una mujer, aparece en mi mente, se convierte en la dueña. ¿DeberÃa prestar atención a este sentimiento o simplemente dejarlo pasar? Parece ser algo relevante. Quiero volver a verla. Tengo los medios necesarios para averiguar acerca de ella y su vida, pero serÃa un poco obsesivo de mi parte, no suelo ser asÃ, a menos que se trate de mi trabajo. ¿Cómo es posible que ella me haya afectado tanto? Es inconcebible.
—¿Estás bien? Pareces distraÃdo, no te alejes de lo relevante, no dejes que Samantha y sus problemas te afecten —me interrumpe Camilo, curioso al respecto. Me ve perdido y sé que debo darle una explicación.
—No se trata de ella, Camilo —confieso y capturo toda su atención. Parece intrigado y ya me veo tentado a darle una explicación.
—Si no se trata de ella, ¿entonces de quién? —pregunta con interés.
Quiere saberlo.
—Puede que te parezca extraño, pero se trata de alguien de mi pasado. Ha vuelto a aparecer en mi vida y pasamos la noche juntos, te prometo que no era mi intención, pero sucedió. Samantha estaba en casa de una amiga...
—Oh, la engañas. Se lo merece, te tiene tan atrapado que su relación se ha vuelto molesta —comenta, y asiento.
—No te diré su nombre, solo puedo decir que su nombre no sale de mi cabeza y que me afecta más que nunca. Es muy fuerte, la vi cuando solo tenÃa trece años y ahora es una mujer hermosa... Todo es extraño, aún no puedo creerlo. Supongo que ella no se acuerda de mÃ, no lo sé...
Camilo me presta toda su atención y termina sonriendo. Sabe que debo estar confundido al hablar de esta manera.
—Nunca te habÃa visto asà por alguien, asà que ella debe ser diferente...