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Capítulo 8: Secretos no develados.

En horas de la madrugada, Tony, exclama un grito con preocupación:

«¡Ana!» manifiesta su nombre, en medio de la penumbra, prende la lámpara de noche y toma el retrato de su difunta esposa, se torna pensativo y luego dice mentalmente:

«Micaela tengo un presentimiento, algo puede ocurrirle a Ana. Cu...