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Capítulo 50

La agarró del hombro, tratando de girarla para que lo mirara.

En el momento en que sus dedos tocaron su omóplato, Elisa hizo una mueca de dolor y le apartó la mano con enojo. —¡No me toques, me duele!

Explicó fríamente —Gracias a Caroline, me empujó y mi teléfono cayó al lago.

Howard se quedó ató...