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Capítulo 4

Me revuelvo debajo de él, lo que solo hace que se ría contra mis labios. Al rendirme, le muerdo el labio lo suficientemente fuerte como para hacerle sangrar. Él sisea, retrocediendo bruscamente, y yo me incorporo, empujándolo. Me bajo de la cama y empiezo a buscar mi ropa, recogiéndola, poniéndome el vestido por la cabeza y metiéndome en los tacones.

—¿A dónde vas? —espeta, y lo miro para encontrarlo observando su pulgar, el mismo que acaba de pasar por sus labios. Su pulgar está manchado de sangre, y algo le gotea por la barbilla.

—¡A casa! —le digo.

—¿Ya quieres contarle a tu padre? —pregunta con una voz burlona que me hace mirarlo de nuevo.

Creo que debo haber imaginado el tono mientras se pasa los dedos por el cabello, pareciendo algún dios griego de la perfección. Lo observo mientras se levanta, sus ojos plateados siguiéndome mientras busco mi bolso. Al encontrarlo, lo agarro de la mesita de noche.

—¡Elena! —Axton me llama justo cuando alcanzo el pomo de la puerta en mi prisa por salir de allí.

—Te vas, y mi lobo te cazará, Elena —dice, pasándome mi teléfono que olvidé recoger.

Lo tomo, girándome para enfrentarlo y señalándolo con el dedo. Mi lobo aúlla en mi cabeza, sabiendo lo que pretendo hacer, pero la ignoro, sabiendo que nada bueno saldrá de estar unida a este hombre.

—No, no lo harás porque yo, Elena Hale, te rechazo, Alpha Axton Levin del clan Nightfall —le espeto.

Él gruñe furiosamente, agarrándome la muñeca y tirándome hacia él. —Acabas de cometer un gran error —gruñe, y sus ojos parpadean mientras siento que el lazo que me une a él se disuelve.

—El único error que cometí fue anoche —le gruño de vuelta.

Él se ríe y sacude la cabeza. —Volverás arrastrándote hacia mí. Me aseguraré de ello, Elena. Porque rechazo tu rechazo —gruñe antes de empujarme.

—¡No puedes rechazar mi rechazo! Sentí el vínculo romperse —le espeto mientras los gritos de mi lobo por su compañero resuenan en mi cabeza.

—Roto para ti, no para mí. No quieres aceptarlo, pero lo harás. Me aceptarás, Elena, si sabes lo que te conviene. —Sus ojos parpadean negros, y su lobo sale a la superficie, sus colmillos asomando entre sus labios entreabiertos mientras me presiona contra la puerta con sus brazos encerrándome.

—Volverás a mí, pequeña compañera —gruñe su lobo, su voz más áspera y fría que la de Axton. Me pregunté cuál sería el nombre de su lobo, pero me negué a darle la satisfacción de preguntar. En cambio, cuando habla sobre mí, lo fulmino con la mirada, a punto de decirle que se vaya al diablo.

—No me hagas cazarte. Vuelve, y puede que te perdone. Me haces perseguirte, y me aseguraré de que nunca vuelvas a huir de mí —gruñe antes de apartarse de la puerta.

Trago saliva, alcanzando el pomo.

—Tienes dos semanas. Después de eso, vendré por ti —me dice su lobo.

—Pide perdón, Elena. Por favor, no hagas esto —mi lobo suplica, pero la ignoro.

Con un bufido, me giro, abro la puerta y la cierro de un portazo. ¡Malditos Alphas!

Tomo un taxi a casa antes de intentar colarme en la casa como una ladrona en la noche. Sin embargo, nada se le escapa a mi padre, y en el momento en que entro por la puerta y llego al vestíbulo, lo veo sentado en un sillón en la sala, mirándome con furia.

—¿Dónde estabas? —exige, y me estremezco al escuchar el sonido áspero de su voz resonando en mi cabeza.

—¡Fuera! —respondo mientras me froto las sienes, a punto de irme cuando se levanta de su silla. Grito, intentando acelerar el paso, pero no soy lo suficientemente rápida. Su enorme mano agarra mi brazo, girándome para enfrentarme a él.

—Pregunté, ¿dónde estabas? —gruñe antes de olerme. —¿De quién es ese olor? —Su agarre se aprieta en mi brazo.

—De nadie. Alisha y yo salimos —le digo.

—¿Por qué puedo oler un aroma masculino en ti? ¿Con quién pasaste la noche? —espeta, y trago saliva, pensando en el primer nombre que me viene a la mente.

—Con Jake. Fuimos a un club —miento.

Me huele de nuevo, su nariz casi en mi cabello, y rezo a la diosa de la luna para que no reconozca el aroma del Alpha Axton.

—Ese no es un olor humano —espeta.

Jake es humano—mi padre lo sabe—y gay. A pesar de su desprecio por los humanos, Jake es el único hombre con el que mi padre me deja estar porque es seguro y no una amenaza. Cada novio o hombre que se acerca a mí, papá lo ahuyentará, eventualmente.

—Estás mintiendo. Conozco el olor de Jake. ¿Con quién estabas? —gruñe, sus garras saliendo y clavándose en mi brazo.

Siseo e intento sacar mi brazo de su agarre.

—Probablemente sea alguien del club. Estaba usando el suéter de Alisha antes —le digo, sabiendo que, si la ponen en aprietos, ella mentirá por mí como lo ha hecho en el pasado.

Me suelta, mirándome con sospecha. —No te pierdes las reuniones del clan. Eres la hija de un Alpha.

—Y sin embargo, nunca seré un Alpha —replico. —Por lo tanto, que se jodan tus reuniones. Lleva a Luke contigo. Aparentemente, ser la mayor y heredera legítima no significa nada. Él es el que elegiste en mi lugar. Haz que él asista y haga tu trabajo por ti.

No es que quiera eso para Luke, pero estoy con resaca, enojada, y mi lobo no ha dejado de aullar desde que rechacé a Axton.

Papá levanta la mano como si fuera a abofetearme, pero endurece su mirada cuando mamá sale en bata y pantuflas, su cabello rubio desordenado.

—¿Todo bien? —pregunta.

Papá la mira. Sus ojos se suavizan y sus hombros se relajan un poco. —Todo está bien, amor —le dice, caminando hacia ella.

Mamá me mira con preocupación, y papá me lanza una mirada fulminante. Los observo irse antes de dirigirme a mi habitación.

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