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CAPÍTULO 040: Quédate

Las puertas del ascensor se abren y entramos. Me quedo rígido, observando cómo se iluminan los números mientras ascendemos. Casi puedo escuchar el tic-tac de mi reloj—la obra de arte que me regaló Julie. Cada tic es una cuenta regresiva hacia el inevitable enfrentamiento que está por suceder. Tal ve...