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capítulo 55

Estaba acostado en mi cama dormitando cuando la escuché. Gemía fuerte y pronunciaba el nombre de uno de los malditos bastardos que frecuentaban la casa. Enfurecí. No quería que nadie la tocara, no quería escuchar cómo otro se la follaba. Me cubrí los oídos para no oír nada. Cuando creí que ya había ...