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Dentro de la gruesa cáscara

Sin pensarlo, salí corriendo de la cabaña, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Hunter y los demás me siguieron apresuradamente, sus pasos resonando al mismo ritmo frenético que los míos. El aire frío de la noche mordía mi piel, pero el fuego de la ira que ardía dentro de mí era más calie...