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Capítulo ciento veintisiete

Capítulo 127

Las ruinas de la finca Valerian eran un sombrío recordatorio del caos que habían soportado. Pero hoy, por primera vez en lo que parecía una eternidad, la risa resonaba por los pasillos. El aire, aún impregnado con el tenue olor a ceniza, estaba siendo reemplazado por el aroma fragante ...