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Eres mía

Mi respiración se detiene y mi boca se seca.

Él cierra el pestillo detrás de él, sus ojos recorriendo cada centímetro de mi cuerpo. Todavía llevo el vestido que Zaid me regaló por la mañana. Me queda como un guante y, por la forma en que Jake me mira, es un gran éxito.

Trago saliva, mis manos temb...