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Quédate

Presiono un beso en el valle entre sus pechos.

—¿Tienes idea de cuántas noches soñé con esto?

Mi voz es ronca, llena de necesidad, y cuando la miro, el hambre en sus ojos me deja sin aliento. Aprieto mi agarre en su cintura y pongo mi atención en su otro pezón, rodándolo con mi lengua.

Ella gime,...