Read with BonusRead with Bonus

Dejando de lado el ruido

La ducha no ayuda.

Me quedo bajo el chorro caliente hasta que mis dedos se arrugan, hasta que el olor a chile y papas fritas desaparece por completo. Mi piel está rosada por el agua caliente, pero mis nervios siguen en llamas. Mi corazón no ha dejado de martillar en mi pecho, sin importar cuánto tr...