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Una madre terrible

Dejo de respirar. Dejo de sentir.

Todo vuelve a estrellarse cuando inhalo.

El pánico me invade. Me muevo torpemente, rígida pero rápida. Me limpio la boca, ajusto el dobladillo de mi camisón mientras subo la tira de nuevo a mi hombro.

La habitación se siente como si se cerrara, sofocante, demasia...