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No tienes que ser amable

Su agarre es fuerte. Sus dedos se clavan en mi brazo, pero es cuidadoso, y cuando levanto la vista hacia su rostro, veo la frustración.

El hambre. La forma en que su mandíbula está tan apretada que parece que podría romperse.

No está enojado, no realmente. Parece desesperado.

Me lanza sobre su ho...