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Aidan había sido empujado y sus rodillas se había herido ante el proceso rompiendo la tela de su pantalón. No le gustaba el dolor, era molesto, incómodo y su piel sangraba ensuciándolo. ¿Quién demonios se atrevía a hacer algo como aquello?

Se giró mostrando sus colmillos para quedarse quieto. Detrás...