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Capítulo 32: En la palma de mi mano

GIANNA

Una ligera brisa revoloteaba alrededor. Era fría, sí, debía serlo por la hora de la noche, pero yo no podía sentirla, pues me encontraba envuelta en un halo de regusto, de calma y de pasión de la que ni loca quería salirme.

Vik se separó apenas y delineó mi mejilla con mi pulgar con del...