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—Claro, tienes razón.

Corrió, hacia el baño.

—¡¿Quieres que llame a la farmacia?! —grité.

Ella asintió con la mano y yo tomé mi teléfono. Media hora más tarde, estábamos los dos bañados, y Briana, en su mano una taza de té, mientras que yo estaba tomando mate.

—Tengo curiosidad: ¿cómo hiciste para ...