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44. El cielo

Un estremecimiento delicioso serpenteó por el cuerpo de Atenea cuando el italiano la empujó contra la puerta del hotel, sus labios hambrientos devorando los suyos con una pasión desenfrenada. En la búsqueda de aire, ella jadeó, pero él no daba tregua, la pequeña boquita de Atenea lo volvía loco, des...