Read with BonusRead with Bonus

110. El despertar


La sala estaba sumida en un profundo silencio, interrumpido únicamente por el constante pitido de los aparatos que monitoreaban a Atenea. Con el paso de los días, su aspecto había mejorado gradualmente; su piel ya no lucía tan pálida y los hematomas y rasguños comenzaban a desvanecerse. Aunque ...