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Estaba equivocado contigo

- ¿Y Jason?

Sus ojos marrones nunca se desvían de los míos. Me están penetrando, persuadiéndome de que diga exactamente lo que él quiere que diga. Y yo lo digo.

- Que se joda Jason.

Su boca reclama la mía de nuevo y siento que me aleja de nuestra audiencia silenciosa.

- Si ustedes dos no está...