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Prólogo

Comunicado:

Esta es una obra creada con licencia de autor en un ambiente de fantasía que no se relaciona de ninguna manera con la realidad, ni busca ofender a ninguna cultura.

Fin del comunicado.

¡Vamos a disfrutar!

Lunas atrás, cuando el hombre aún evolucionaba de manera lenta, los lobos que habitaban la tierra convivían como humanos.

Ellos especulaban que habían sido creados por la magia de algún hechicero, pero la incógnita era: "¿Existió un hechicero antes que los hombres lobo?". Algunos alegaban que se trataba de una maldición; otros, que nacieron junto con la tierra por pedido de la luna al creador.

¿Cuál de estas teorías era correcta? Esa respuesta la tiene la luna, madre de estos seres poderosos.

Sin embargo, estos individuos vivían sin un gobernante, guiados únicamente por sus instintos, reproduciéndose y cazando como cavernícolas.

Todos eran iguales, sin diferencias de rango o poder. No existía un equilibrio. Creían que el mundo les pertenecía por ser fuertes, siguiendo el darwinismo social: "el más fuerte predomina sobre el más débil." Pero ese descontrol debía ser detenido por la creadora: la diosa de los lobos.

Desesperada, la diosa se dio cuenta de su error al no crear a sus amadas criaturas con una jerarquía que pusiera a los más hábiles y nobles de corazón a gobernar sobre los impulsivos que no entendían de razones, pero que debían obedecer a un rey.

La luna auguró que dos almas nacerían en una tierra mágica, pero solo una se beneficiaría del poder de ese lugar. Como todo beneficio trae un sacrificio, el lobo que se convirtiera en el rey de reyes, o alfa supremo, no podría abandonar el territorio destinado por la diosa.

Tanto él como toda su especie perderían el poder adquirido si salieran de allí, ya que el rey estaría vinculado a esa tierra, que le ayudaba a canalizar su inmenso poder.

Años después nacieron los gemelos de la profecía, y con ellos, la jerarquía creada por la madre luna. Uno de ellos fue reconocido como el gran supremo al nacer, iluminado por una luz divina.

A los 15 años, la familia de los cachorros fue asesinada por demonios que odiaban al emperador de los lobos por el poder que poseía.

Mil años más tarde, el alfa de alfas encontró a su reina: una loba arrogante. Aunque ella inclinaba la cabeza ante su alfa y pareja destinada, su naturaleza impulsiva y soberbia la llevaba a actuar como quería, solo por ser la luna de lunas. Los lobos celebraban esta unión, pues fortalecía a su líder y esperaban con ansias al descendiente que le daría el poder absoluto.

Sin embargo, el hermano gemelo, nacido sin gloria ni dominio, envidiaba profundamente a su hermano. Creía que la diosa había sido injusta al no otorgarles igual poder, compartiendo alma y destino. Esa envidia lo llevó a aliarse con los asesinos de sus padres, quienes corrompieron su corazón noble con odio y resentimiento.

Un día, la loba fue atrapada en una trampa mientras corría por el bosque. Fue asesinada por el gemelo desdichado, quien, con el rostro idéntico al del alfa, destrozó su corazón. El alfa supremo, Karim Rashid, quedó destrozado, aullando a su creadora para que aliviara su dolor.

Deseaba morir o perder la memoria, como cualquier lobo tras perder a su pareja destinada. Pero esa misericordia no le era permitida al alfa de alfas, quien representaba el equilibrio como cabeza de la jerarquía. Karim no podía morir ni enloquecer, a pesar del sufrimiento que lo destrozaba por dentro.

Charlotte, una joven de veinte años, llevaba una vida normal en Filadelfia con su madre, Marín, quien siempre había sido cariñosa y comprensiva. Charlotte, sin embargo, encontraba extraño que su madre nunca se hubiera casado, a pesar de ser una mujer extraordinariamente hermosa.

Marín siempre le decía que no podía amar a otro hombre que no fuera Aksh, el padre de Charlotte. Aksh, un hombre de Medio Oriente, había amado profundamente a Marín, pero nunca pudo casarse con ella debido a las tradiciones de su familia. Marín, consciente de que nunca sería su única esposa, eligió criar a Charlotte como madre soltera, rechazando una vida que la alejaba de su libertad.

Todo cambió cuando Aksh regresó años después. Ninguna de sus tres esposas había podido darle una hija. Ahora, necesitaba una alianza poderosa y veía en Charlotte la solución: un matrimonio con el hombre más poderoso de Pakistán.

Charlotte, llena de curiosidad y sueños, aceptó el desafío sin imaginar lo que le esperaba. En este nuevo mundo, descubrirá secretos oscuros sobre su esposo y su familia, enfrentándose a una realidad donde podría sacrificar mucho más de lo que jamás soñó.

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