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Tras las sombras

Todos voltearon a ver a Aisha, Ahmed sintió que le volvía el alma al cuerpo, bajo el hiyab, Aisha usaba una batula, este accesorio sólo permitía ver sus ojos, su labio inferior y su barbilla.

—Lo siento, en verdad lo siento Jequesa. —Se disculpó Vittoria.

—No pasa nada, no tienes que disculparte p...