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Solo tú puedes hacerlo

Priscila primero había sentido malestar, mucho malestar, dolor de cabeza, demasiado para ser soportado, y después todo se volvió caliente y rojo. Ante sus ojos solo había flamas, grande y agresivas que la aterraban. No podía dejar de temblar.

Las voces en su cabeza ahora eran gritos que se entrelaza...