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Capitulo 11. Ofendido

Bajo a desayunar Flavio está sentado ya en la mesa, lo miro de reojo y no puedo evitar sonrojarme al recordar los besos de anoche.

— Buenos días señor—  el frunce el ceño y rectifico.

— Buenos días Flavio—

Ahora sí me sonríe, me siento y comienzo a desayunar, miro mi brazo vendado suelto un suspi...