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9. María y el rey, las cosas no tienen porqué ser fáciles

Después de asearme la señora Antonia me trajo un vestido debió de ser de ella cuando era más joven. Se veía bonito y sencillo.

Comí como nunca antes, después de no probar bocado en todo el día ese guiso de carne y la manzana que me ofrecieron me supieron a gloria.

Me acomodaron cerca de la chim...