




Capitulo 10. Cosas de hombres
Me despierto al sentir el abrazo de alguien, en un principio me asusto, pero su aroma entra por mis fosas nasales ya se que es Flavio.
— Qué tal tu viaje a la ciudad?—
— Aburrido, siento haberte despertado—
— No importa, hoy no me has leído lo he echado de menos...—
— Mañana te leeré el doble—
Me doy la vuelta emocionada, no me doy cuenta de que mi cuerpo está totalmente pegado al suyo, siento que mi corazón está desbocado. Mi respiración se acelera. Intento separarme de él, pero el pasa sus brazos por mi cintura.
Agachó mi cabeza y la entierro en su pecho, creo que está decisión es todavía peor porque sentir su aroma tan cerca hace mi cuerpo se vuelva loco. Suelta una mano y levanta mi cabeza, mis ojos están clavados en los suyos, siento que voy a desfallecer, se acerca lentamente posa sus labios sobre los míos, la calidez y la suavidad de sus labios me hacen enloquecer, en mi estómago hay una lucha de cientos de mariposas intentando salir, comienza a mover sus labios, besa repetidas veces. Se separa de mi e inmediatamente vuelvo a enterrar mi cabeza en su pecho.
— Lo siento no debería haberte besado pero no me he podido controlar...—
— No te disculpes soy yo la que debe hacerlo, nunca antes me habían besado siento que no te halla gustado...— digo totalmente avergonzada.
— Claro que me ha gustado y más me gusta ser el primero en besarte y saber que seré el primero en otras cosas...—
Esas palabras no hacen más que subir el nivel de mi verguenza.
— No debes preocuparte iremos a tu ritmo sabré esperar a que tú estés preparada. Ahora podemos dormir debes de estar cansada—
Levanto mi cabeza un poco, y lo miro me armo de valor y le digo:
— Puedes besarme otra vez?— pregunto con voz dulce y bajito.
Eso parece encenderlo porque desde instante el se pega a mi, nos besamos durante un rato, de repente el abre mis labios e introduce su lengua en mi boca, juega con la mía intento hacer lo que el hace pero me estoy asfixiando, me separo de él en busca de aire. El comienza a reír.
— Puedes respirar mientras besas, poco a poco te acostumbrarás y lo harás mejor—
Siento que se separa un poco de mi, me acerco un poco y planto mis labios sobre los suyos, esto parece gustarle porque me agarra más fuerte y me pega a él. Sus manos se meten por debajo de mi camisón y llegan a mis pechos, me separo de golpe y me alejo un poco.
— Lo siento no he podido controlarme, no volverá a pasar—
— Perdón me asusté pero no importa, me puedes tocar, y podemos seguir besándonos...—
— Ese es el problema que no puedo seguir, si sigo besándote tendré que hacerte mía y todavía no estás preparada. Ahora tengo que ir al baño a encargarme de un asunto...—
No entiendo porque se ha tenido que ir, quizás he hecho algo mal, no debería haberme asustado porque el me tocara pero al sentir sus manos sobre mi piel una sensación extraña se instaló en mi vientre y eso me asusto.
Está demasiado tiempo ahí dentro, que será que está haciendo, mis ojos comienzan a pesar si no sale pronto me quedaré dormida.
Después de un buen rato, el vuelve a la cama. Me acerco a él y le pregunto:
— Ya nos podemos volver a besar?— pregunto ansiosa. El comienza de nuevo a reír, no entiendo que es tan gracioso.
— No ya no nos podemos besar más, por hoy es suficiente—
— Pero porqué? Si a mí me gustan tus besos—
— Ese es el problema... Alessandra tu madre no te contó nada sobre los hombres y las mujeres?—
— No, mi madre murió cuando yo era pequeña, pero pregunté a las chicas y ellas me explicaron lo que pasa en la intimidad...—
— Ahh, pues venga explicame qué es lo que sabes—
— No, eso me da vergüenza...—
— Soy tu esposo, no debes tener verguenza—
— Bueno ellas me dijeron que tú tienes algo muy duro que tiene que entrar en mi, dicen que dolerá al principio pero luego ya no... Yo no quiero que introduzcas algo duro en mi interior siento que me dolerá demasiado.—
Otra vez se ríe y eso me hace enojar, me doy la vuelta enojada y avergonzada a partes iguales.
— Perdóname Alessandra pero eres tan inocente que no lo he podido evitar. Sabes qué es lo que pasa cuando nos besamos y no tocamos mucho rato?—
— No, solo que me gusta eso no es malo no? Si solo me besó contigo.—
— Tienes totalmente prohibido besar a nadie que no sea yo, si lo hicieras mataría a quien osara tocar a mi mujer.—
— Vale no lo haré—
— Alessandra sabes porque me fui al baño?—
— Eh... No, supongo que no, solo se que tardaste demasiado—
— Bueno a ver cómo te lo explico, si durante mucho rato tu y yo nos besamos, mi hombría crece y duele si no se alivia eso solo sucede si hacemos el amor, si no lo hacemos tengo que buscar una forma de aliviarme...entiendes?—
— Pues no mucho, que es tu hombría? Para que sirve y dónde está? Y donde la tengo yo?—
— Esto va a resultar más difícil de lo que creía! Alessandra dejemos el tema digamos que son cosas de hombres.—
Me abraza de nuevo y siento que el sueño me invade, tengo tantas preguntas por hacer, pero él no las quiere contestar, nose quizás debería preguntar a alguien, pero a quién? Parece que las chicas no me explicaron bien las cosas, no sé nada de los hombres ni como son.
Se que iguales a nosotras no son porque tienen pelo en la cara y algunos también en el torso como papá, en cambio Flavio no tiene, pero no sé si son iguales ahí abajo, aunque creo que no, porqué algunas veces cuando Flavio está muy cerca de mi cuerpo he podido sentir un bulto y yo se que las chicas no tenemos nada que pueda crecer, lo he mirado con disimulo cuando no está pegado a mi y no he visto nada, así que supongo que hay veces que está y otra
s veces no. Que complicado es todo esto. Será mejor dormir y mañana ya investigaré...