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Capitulo 05: El Barón… ¿Va a casarse?
Dos dÃas después.
— Listo su majestad, ha sido todo por hoy, con su debido permiso me retiro. — DecÃa el profesor de Virginia, quien le daba lecciones de la historia y costumbres Maitanas.
Una vez que la joven Reina salió se encontró con su amiga y soldado guarda espaldas, Tiana.
— ¿Ya está en su tiempo libre mi Reina? — Preguntó la mujer pelirroja sonriente.
— Oh vamos Tiana, ya te he dicho que no me llamaras asà cuando estamos solas, puedes decirme solo "Vini" como siempre.
— Lo sé, pero a veces es bueno decirte apropiadamente "su majestad" aún más cuando estamos en pasillos tan abiertos como estos, en cualquier momento puede pasar alguien. — Comentaba Tiana preocupada. — Por cierto, escuché que habrÃa una fiesta está noche, hay gran movimiento en el salón principal del palacio del Rey.
— ¿Fiesta? Que extraño… Yo no sabÃa de nada. Normalmente ¿Esas cosas no se me deben informar al menos una semanas antes?
— Bueno… Es que su majestad no tiene ni siquiera siete dÃas de que se casó con él Rey, será por eso que no te habÃan informado, seguro lo harÃan está tarde a última hora. — Contestó Tiana avergonzada por el trato que estaba recibiendo Virginia.
"Seguro la concubina Abril a tenido que ver con esto… De que Virginia no sepa nada de lo que sucede a su alrededor"
Pensó la joven soldado.
— ¿Cuál es el motivo de la fiesta? ¿Lo sabes? — Preguntó Virginia curiosa mientras ambas caminaban por un pasillo al aire libre.
— No estoy muy segura… Pero puedo averiguarlo y decirte a tiempo.
— Eres muy amable lo estaré—
Virginia hizo una pausa cuando vió a distancia un carruaje oscuro ingresar al territorio del palacio principal.
— ¿El Rey tiene una visita? ¿PodrÃa ser la concubina Abril Brown? — Preguntó Virginia a Tiana.
— No creo, la señorita Abril suele actuar más en silencio y por medio de terceras personas, después de todo es la hija del duque; pero… Podemos ir a ver más de cerca de quién se trata. — Sonrió Tiana viendo con complicidad a su amiga extranjera.
Virginia asintió y ambas avanzaron luego de fijarse en los alrededores que no hubieran personas observando a parte de los comunes guardias que vigilaban algunos sectores.
Las dos jóvenes llegaron a un sector de árboles frondosos no muy lejano del palacio principal de Maita, el cual tenÃa una buena vista a la entrada.
Observaron cuando el carruaje de tonos oscuro y plateado se detuvo y el portero abrió permitiendo la salida de un hombre perfectamente vestido con un refinado traje de color azul, blanco y turquesa.
Tiana se sorprendió, pero de muy mala manera volviendo a ver de inmediato a Virginia.
Virginia estaba impactada.
Esa silueta de espaldas le resultó fácil de reconocer, el cabello rubio de ese hombre de un tono tan claro que se confundirÃa con blanco.
— TodavÃa no lo he investigado, pero creo saber el porqué de la velada de está noche. — Comentó Tiana, Virginia volvió a verla de inmediato. — Aún no lo habÃan hecho oficial, pero hace un mes escuché unos rumores de que el Barón Jones se comprometerÃa y celebrarÃa una fiesta en el palacio principal, organizada por el Rey Lance quien como su amigo querÃa celebrarlo a lo grande, como ya le habÃa dicho ellos decidieron perdonarse después de la muerte de los padres del Barón. — Añadió.
Virginia hizo sus manos en puños sin decir palabra alguna, sintiendo un nudo en su garganta que le impedÃa hablar.
"El Barón Jones… ¿Va a casarse?"
Pensó Virginia decaÃda.
"Bueno… Es normal, recuperó sus posesiones, es nuevamente comandante y consejero del Rey de Maita, es un hombre bastante bueno y capaz…"
De pronto recuerdos de su anterior estancia en Maita pasaron por la cabeza de Virginia Wiztan.
La vez que el Barón y ella se conocieron accidentalmente esa noche después de una fiesta, cuando ella servÃa como esclava en el palacio de Maita y él se encontraba medio ebrio, aún asà se portó como todo un caballero y la acompañó hasta el edificio de la servidumbre.
Lo bueno que fue él con ella y todas las comodidades que logró obtener gracias a contar con el favor de ese hombre.
Lo sincero que fue entregándole la carta de su ex prometido Ethan Whalsh y ayudándola a huir de Maita.
Virginia se dio la vuelta y decidió volver a su castillo.
"¿Que estoy pensando? Por supuesto que él iba a continuar su vida… Yo me casé, yo fui tomada por otro hombre… Un hombre al que él aprecia tanto que lo perdonó aún cuando mando a ejecutar a su familia"
Pensó Virginia mientras iba a pasos rápidos.
Tiana se preocupó por su Reina y la siguió llamando su nombre a grandes voces, la joven soldado ya sospechaba que Virginia podÃa tener sentimientos por ese Barón.
Lo que causaba que se sintiera muy mal por ella, pero también querÃa hacerla reaccionar, que la nueva Reina se de cuenta de su valor y posición y la respete.
Mientras Virginia caminaba por el sendero despejado rumbo a su castillo, el Barón Jones se habÃa devuelto pues olvidó unos documentos que informaban los resultados de su misión reciente en las fronteras.
Fue entonces que antes de volver al carruaje, observó al costado derecho.
Vió a distancia esa silueta femenina imposible de olvidar, pues se trataba de nada más y nada menos que la mujer que le habÃa robado el corazón y ahora otro poseÃa como un objeto bajo su nombre.
Los ojos marrones claros del Barón siguieron a Virginia hasta que ella dejó de ser visible a distancia, seguidamente, él frunció el ceño y tenso su mandÃbula.
Algunas palabras de maldiciones invadieron su mente, la molestÃa era notable en ese hombre rubio.
SabÃa que su amigo, el Rey Lance Lamparth se habÃa casado con Virginia para torturarlo y mantenerlo a raya a él, sabÃa que el Rey habÃa planeado su nuevo compromiso con el mismo motivo.
Era una venganza, Allen Jones lo sabÃa, después de todo Lance Lamparth era un hombre lleno de odios y rencores.
¡¿Pero por qué demonios tenÃa Virginia que sufrir más de lo que ya lo habÃa hecho por culpa de él?!
El solo hecho de verla ahora siendo una Reina despreciada y sabiendo que estaba en las manos de ese Rey mujeriego, causó que Allen Jones tuviera un sentimiento pr
ofundo de dolor.
¡Amaba a Virginia!
Esa jovencita seguÃa siendo su más grande debilidad y deseo.
Él nunca dejó de quererla ni un solo dÃa desde la noche que la conoció.