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Blanca y cruel nieve

Siran se puso la camisa consiente que el día era joven y que aún tenía cosas que hacer, pero se iba satisfecho dejando a su mujer con una radiante sonrisa en la cama envuelta entre las sábanas y que se deleitaba con su figura a medio vestir.

-No te preocupes por apurarte, Hades está bien entretenid...