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No puedo más

La oficial mira con desdén a Rulli, y Charlotte siente un diminuto alivió. —¡No intervenga señor! ¡Los criminales deben ser castigados!

—¡Pero no una embarazada! La mujer ha dicho que está embarazada— alza su voz, está furioso

—¿Acaso la conoce?— pregunta la oficial, ya que no le conviene

—no, no yo...