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Capítulo 45 No hay deudas adeudadas

En el sueño de Olivia, era un espacio enorme y vacío. Ya no había esas voces molestas, solo un niño apareciendo de la nada.

El niño, con su pequeño trasero regordete, la perseguía, riendo y llamándola. Dijo—Mami, nunca te culpé. ¿Quieres jugar un juego?

Olivia se encontró en un campo de flores abi...