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Capítulo 4 El bebé que llora

Aria no tenía ni idea del conflicto entre Ava y Olivia. Ella solo pensaba que Olivia seguía resentida por su divorcio de hace años.

Aria tomó la mano de Olivia nuevamente y sonrió suavemente.

—Olivia, desde que me casé con Cody, él ha sido muy dulce conmigo. ¿Y Ava? Es como mi propia hija. Es una buena persona, y apuesto a que ustedes dos se llevarían bien.

—No tengo nada que decirle a una rompehogares —espetó Olivia, retirando su mano bruscamente. Aria quedó totalmente desconcertada.

—Olivia, ¿de qué estás hablando? Ava nunca haría algo así —dijo Aria, mirando a Ava y a Daniel con sorpresa.

Olivia se dio cuenta de que Aria no sabía nada de lo que estaba pasando. Tenía sentido, después de todo—Aria había estado viviendo en el extranjero durante años y acababa de regresar.

—¿Por qué no le preguntas a Daniel sobre nuestra relación? —dijo Olivia, sonriendo con malicia a Daniel.

Aria miró a Daniel, ya sospechando algo pero demasiado asustada para creerlo.

Antes de que Daniel pudiera decir algo, Ava intervino.

—Olivia, no olvides que ustedes dos están a punto de divorciarse. Daniel ya no te ama. ¿Qué tiene de malo que encuentre a alguien a quien realmente ame?

—¿Divorcio? Eso es exactamente lo que quiero ahora mismo. Vamos a hacerlo —dijo Olivia fríamente, agarrando el brazo de Daniel para irse, pero él la apartó.

—Ya basta —dijo Daniel, mirando a Olivia con furia.

Olivia se señaló a sí misma y se burló.

—Esta mañana tenía prisa y te negaste a divorciarte de mí porque llegué tarde. Ahora tengo tiempo y estás demorando. Eres peor que un demonio. Solo verte a ti y a esa zorra me enferma.

Ava estaba furiosa por las palabras de Olivia y estaba a punto de responder, pero Olivia de repente se tapó la boca y corrió al baño. Pronto, el sonido de sus arcadas resonó desde dentro.

—¿De verdad está vomitando? ¡Esa bruja se atreve a humillarme así! —Ava se enfureció, lista para irrumpir en el baño, pero Aria la detuvo.

—Ustedes dos vayan a cuidar a los niños primero. Yo intentaré hablar con Olivia —suspiró Aria y se dirigió al baño.

Dentro, Olivia estaba encorvada sobre el inodoro, vomitando. No había comido mucho desde la noche anterior, así que todo lo que podía vomitar era ácido estomacal y sangre.

Cuando finalmente se detuvo, Olivia tiró de la cadena, lavando las manchas rojizas de sangre.

Aria entró y le dio unas palmaditas en la espalda con suavidad, diciendo.

—Cariño, ¿cómo te sientes? ¿Necesitas que te lleve al hospital?

—Estoy bien —dijo Olivia, apartando la mano de Aria, sin notar el destello de tristeza en los ojos de Aria.

Olivia se limpió las comisuras de la boca con un pañuelo y lo tiró a la basura. Se agarró al lavabo, mirando su reflejo desgastado en el espejo.

—¿Lo entiendes ahora, verdad? Mi problema con Ava. Como alguien que una vez traicionó a su esposo y su matrimonio, ¿ves un poco de tu antiguo yo en Ava?

Se volvió hacia Aria, sus ojos llenos de desprecio.

Aria bajó la mirada, su voz dolida y suplicante.

—Olivia, ¿podemos no hablar de eso? Las cosas no siempre son lo que parecen. Enviaré los gastos médicos de Ryder más tarde.

Aria intentó cambiar de tema, pero Olivia no lo permitió.

—No hace falta. Tal vez no debería haber venido a ti. Si Ryder se despierta y descubre que está usando tu dinero, podría saltar de un edificio, y todos mis esfuerzos serían en vano —dijo Olivia, saliendo del baño, lista para dejar la villa que la hacía sentir enferma.

Aria la siguió, todavía tratando de razonar con ella. Justo cuando salieron, el llanto de los bebés llenó la villa.

—Son los gemelos. ¿Por qué están llorando tan fuerte? —dijo Aria, olvidándose de Olivia y corriendo hacia la guardería.

Esta era la oportunidad de Olivia para irse, pero el llanto de los bebés la hizo detenerse. Se encontró siguiendo a Aria hacia la guardería.

Dentro, Ava y Daniel sostenían cada uno a un bebé, dándoles palmaditas en la espalda y alimentándolos, tratando de calmarlos.

Al ver esto, Olivia sintió una punzada de tristeza. Si su bebé no hubiera muerto, tendría el mismo tamaño que estos dos ahora.

Se acercó a Daniel, mirando al bebé en sus brazos. Por alguna razón, sintió una calidez en su corazón e instintivamente extendió la mano para tocar la cara del bebé.

Su mano se detuvo en el aire. 'No, este no es mi bebé. Este es el bebé de Ava', pensó.

Pero entonces, una pequeña mano agarró el dedo de Olivia. Milagrosamente, el bebé dejó de llorar y le sonrió.

Olivia de repente rompió a llorar. Este bebé le recordaba a su hijo perdido.

Si Daniel hubiera elegido rescatarla en ese momento, podría ser madre ahora.

Pensando en su bebé fallecido, el corazón de Olivia se llenó de un odio intenso hacia Daniel. Le dio una fuerte bofetada en la cara.

—Es todo tu culpa, imbécil, por quitarme la oportunidad de ser madre. ¡Nos divorciamos mañana! No quiero volver a verte a ti ni a esa perra nunca más —dijo Olivia, retirando su mano del agarre del bebé y saliendo de la villa.

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