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Capítulo 239 No me daré por vencido con ninguno de los dos

Los viejos recuerdos volvieron de golpe.

Los ojos de Daniel se iluminaron. —¡Claro que lo recuerdo! ¡Era tu mascota favorita!

Kenna lentamente abrió sus dedos, su voz helada. —Ni siquiera me amo a mí misma. ¿Cómo podría amar a un cachorro?

Con una sonrisa burlona, Kenna añadió, —De hecho, estrang...