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OCHENTA Y TRES. LA VENGANZA DE CAMMILA

Cammila y Avery llegaron a su casa como dos personas que no habían estado en casa en décadas. Ambas estaban muy emocionadas mientras empujaban la puerta y corrían por el jardín como dos niños pequeños emocionados por recibir dulces.

—¡Estamos en casa! —exclamó Avery alegremente.

—Finalmente, esta ...