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Capítulo cuarenta y ocho

Nikolas se encontraba al borde del claro, con el sol de la mañana proyectando largas sombras a través de los imponentes árboles que rodeaban su santuario. El aire era fresco, llevando el aroma de pino y tierra, y su aliento formaba pequeñas nubes en el aire frío de la mañana. Respiró hondo, sintiend...