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Ya estoy aqui Vicenzo

¡Helen!

Escucho entre sueño y realidad mi nombre, veo una silueta en un espacio reluciente. Pienso de inmediato en Vicenzo, y la intranquilidad de momento reaparece mordiéndome las entrañas ferozmente.

¡Helen! No me dejes, te necesito…

Sentí una caricia sobre mi brazo, abrí mis ojos brincando...