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Capítulo 8: Crueldad.

Una lluvia ligera caía sobre Devonshire casi como una bendición de primavera. Desde sus lujosos aposentos, Henrick observaba aquellos rosales blancos mientras los recuerdos llegaban hasta él.

“Algún día, todo el sendero estará cubierto de rosas”

Aquel, era el deseo de su madre. Era tan lamentable ...